Cuatro clásicos mejores que todo el cine de hoy en HBO Max
Un western, un monstruo, una "de guerra", una "de llorar": ¿quién dijo que hay que esperar estrenos para pasarla bien con una película? Lo demostramos con cuatro clásicos cuatro del acervo de HBO Max. Sí, hay trailers.
La legión invencible
La legión invencible es una de las pelíclas más bellas realizadas por John Ford, es decir una de las películas más bellas de todo el cine. En un puesto minúsculo, de frontera, en plena conquista del Oeste, hay que sacar a las mujeres a través del desierto ante la amenaza de un ataque indio. Pero en realidad es la historia de un hombre (un gigantesco John Wayne) que tiene que enfrentar la soledad y el final de su vida útil mientras, a su alrededor, todo sigue: el amor, la vida, la muerte y la historia de un país. Hay momentos que son realmente hermosos por el uso delicado y dramático del color, pero nunca son gratuitos. Y no, no es un filme racista: hay que verlo sin prejuicios.
Doce del patíbulo
Mil veces imitada y copiada, nunca igualada: esta es la historia definitiva sobre la ambigüedad moral y su correlato en la guerra. Doce condenados a muerte (ladrones, asesinos y violadores) son entrenados por un tipo muy duro (Lee Marvin, todos de pie) para acometer una misión suicida en plena Alemania nazi a cambio de su libertad -claro, si sobreviven. No solo es un filme salvaje y sin concesiones, sino un festival de actuación desatada (especialmente Marvin, Charles Bronson y, también de pie, el gigantesco John Cassavetes, especialista en chantas adorables).
Nace una estrella
La versión de George Cukor protagonizada por Judy Garland y James Mason es, por muy muy lejos, la mejor de las cuatro que se hicieron sobre esta historia del Pigmalión que descubre a una gran estrella, de la relación apasionada de amor y odio entre ambos, del vicio y de la virtud, del melodrama de la vocación artística. La Garland está superlativa: más allá de sus muchos y perfectos musicales, su mejor trabajo. Y James Mason era d esos tipos que le subían cinco puntos a cualquier película en la que trabajaran. Sigue siendo pura pasión: preparen los pañuelos.
King Kong
Hay muchas versiones de este clásico pero todavía la mejor es la original de 1933 (aunque a Borges, entonces crítico de cine entre otras cosas, no le gustaba ni medio: prueba de que el más sabio puede equivocarse). Los efectos especiales de Willis O'Brien siguen siendo espectaculares y la potencia dramática del simio gigante enamorado de la rubia diminuta, con toda su carga simbólica, permanece con una fuerza tremenda. Además, una de las grandes películas sobre el propio cine, su sentido y su búsqueda de lo extraordinario.