“¿Quién mató a Sara?”: las claves del éxito de un thriller a la mexicana
Hay venganza, amor, traición, misterio y muerte. Una familia poderosa y millonaria que cree que puede salirse con la suya y un héroe solitario que busca justicia. Habrá segunda temporada el 19 de mayo y, ojalá, responda a todos los interrogantes de la primera parte. ¿De qué se trata?

Por Analia Caballero
Cuando ya vimos tantas series en la vida, se hacen inevitables las comparaciones. La mexicana “¿Quién mató a Sara?”, gran éxito hace semanas en Netflix, nos recuerda a la excelente “Bloodline”: una familia renombrada que alberga en su seno terribles secretos y sólo parece estar unida por el dinero y su posición social.
También pensamos en “Sucession”, otro magistral drama sobre un clan millonario en el que todos se odian y buscan hundir al otro. De amor filial, poco o nada.
Ambos ejemplos alcanzan para comenzar a hablar de esta ficción que se convirtió en una de las más vistas y comentadas de la plataforma gracias a un inteligente manejo del suspenso y muchos pequeños twists en cada episodio.
Su primera temporada nos exige primero hacer la vista gorda con algunas situaciones algo forzadas o poco verosímiles. Nobleza obliga; una vez que dejamos de cuestionarnos tanto, los 10 capítulos se pasan volando y eso es algo que siempre se agradece.
La venganza mueve montañas
Alex Guzmán (Manolo Cardona) pasa 18 años en la cárcel por un crimen que no cometió: el de su hermana Sara. Al salir sólo lo motiva la venganza, y la certeza de que la familia de su cuñado, los ricachones y poderosos Lazcano, son los verdaderos culpables y lo traicionaron para que pague por ellos.
Desde ese momento trabajará noche y día para llevar a cabo su plan. Un ex compañero de prisión que también tiene cuentas pendientes con el patriarca, César Lazcano (un malo malísimo interpretado por Ginés García Millán) le dio recursos e información para que al recuperar la libertad, le arruine la vida al villano.

Pronto la trama de suspenso se entremezcla con romances clandestinos, traiciones y revelaciones fortísimas que nos recuerdan que los mexicanos manejan como nadie el melodrama. La hija menor de César, Carolina, era muy chica cuando sucedió la muerte de Sara y no recuerda casi nada. Pero lo que sí recuerda es terrible. Y, contra toda lógica, se va a enamorar del hombre que quiere destruir a su familia.
Como en una vieja telenovela
Los Lezcano parecen salidos de un catálogo de malvados con glamour. Al menos el matrimonio de César y Mariana. Sus tres hijos se advierten enseguida como víctimas de la omnipotencia y frialdad de sus padres, cuyo machismo anclado en el siglo 20 es notorio y se manifiesta cotidianamente en todo lo que hacen, dicen o piensan.
A medida que Alex avanza, cual mamushka, cada descubrimiento trae consigo otro misterio. Los alcances de la conspiración que terminó con la vida de su hermana adolescente se ramifican al infinito, y el que parece enemigo puede ser aliado. También, al revés.
El constante giro de la historia que nos va mostrando a cuentagotas los sucesos de aquel día fatídico, confunde e intriga al espectador. Cuando creemos que ya tenemos la ruta del asesino, nuevos datos desvían la atención hacia otro personaje.
Y lo mejor llega al final, cuando casi todo lo que sostenía las hipótesis de Álex se derrumban dejando al espectador colgado y con ganas de más. Tranquilos, que el 19 de mayo llega la segunda temporada y ya hay trailer para ir calmando la ansiedad, aquí.