El costo laboral que arrasa con vidas y el camino de las buenas intenciones

Por Luis Autalan
El viernes se conmemora el Día Internacional del Trabajador en homenaje a los "Mártires de Chicago", dirigentes sindicales anarquistas que fueron ejecutados en 1886 en Estados Unidos por realizar un reclamo laboral. Si hablamos del tiempo transcurrido hasta estos días, la toma de conciencia global "dejar la vida por el trabajo" es una metáfora heroica pero una necesidad inevitable, aún bajo el Covid-19 en modo planetario.
Asoma entonces el espejo del hombre para demostrarnos que la cultura del trabajo hace a coincidencias de necesaria defensa y práctica y también de conciencia. El adjetivo "esenciales" se sumó desde hace semanas al rol que mujeres y hombres cumplen para sostener la vida del mundo. Seguridad en la labor y protección social, sin embargo, se minimizan en algunos debates alarmantes.
Es que la falsa elección entre economía y vida ya había tomado más que una cabeza de playa a la luz de excesos liberales que, calculadora en mano, sin debida concepción humanitaria, contabilizan como gasto toda potestad de derechos de empleados.
Así, hay dichos populares que toman cotización de bonos de deuda externa para países en desarrollo, cuando "el camino de las buenas intenciones no tiene peajes hacia infiernos muy temidos".
Y la concepción abarca al mundo del trabajo registrado con multiplicación de urgencias en la economía informal, con un panorama que aborda datos duros y comprobables. La evolución de la tecnología no privilegia a todos los hombres de buena voluntad que quieran trabajar para honrar el PBI de cada nación.
Para mantenernos en el nuevo escenario de la pandemia, donde "descubrimos" lo importante de tareas que mensurábamos elementales, los recolectores de resudios, quienes hacen changas mínimas o máximas, los trabajadores no profesionales de la salud son vitales. Y aún así asoman estridencias respecto a "excesos de derechos".
El referido espejo del hombre nos lleva a situaciones documentadas, en la Argentina con la explosión de los servicios delivery ,desde de 2016 en adelante, hubo quienes consideraron que el marco de garantías y derechos para esos trabajadores podía esperar. "Lo importante es generar empleo", manifestaban desde el Gobierno anterior a este diario, mientras avalaban a diario la desprotección de los trabajadores.
Pues bien, en estas horas las crónicas policiales nos ofrecen hechos donde los pibes de las motos y bicicletas ûesenciales ante el aislamiento obligatorio- pagan con su integridad y su vida en algunos casos dejar el sudor de su frente para llevar un plato de comida a su casa.