Festivales de cine: campo de batalla para derechos de exhibición
Cuando los festivales de cine comenzaron a plantear ediciones digitales o vía streaming, un fantasma recorrió al resto del circuito: qué pasaría si todo el mundo (geográfico) pudiera ver contenidos en principio inéditos. Es un problema muy complejo que iba a desatar, tarde o temprano una reacción por parte de muchos actores en el mundo de los festivales. Finalmente, sucedió: un grupo de dieciocho festivales anunció una campaña para que todos los eventos que se realicen on line utilicen tecnología de bloqueo territorial, de tal modo que el visionado del contenido de material con potencial comercial en otros territorios solo sea posible dentro del país del festival.
La campaña está liderada por los responsables del festival griego de Tesalónica, uno de los más importantes en el campo del cine independiente. Según un comunicado "es importante que los festivales que organizan exhibiciones digitales deban limitarlas exclusivamente a sus países, de tal manera de proteger el ecosistema audiovisual en el entorno digital y no poner en riesgo la distribución y la exhibición de estas películas en otros festivales o cines, o en plataformas nacionales de streaming y canales de televisión". Dicho de otro modo, que el hecho de integrar una selección on line no destruya las posibilidades comerciales de ese contenido en territorios ajenos a los organizadores de estas muestras.
Es cierto que, en general, se utilizan tecnologías de securización -especialmente para "mercados" audiovisuales como el de Cannes- que protegen en parte estos derechos. El problema reside en los festivales que se realizan sobre plataformas como YouTube, como el caso del reciente We Are One, con participación de Sundance, Cannes y TriBeCa, entre otros.