Sangría de reservas: afloja el ritmo pero no se detiene
En lo que va del mes, el Central acumula ventas por más de USD230 millones. Los dólares del agro no aparecen pese a la soja a precio récord. ¿Se abrió una vía subsidiada de salida para los fondos extranjeros? Acuerdo con el FMI y shock de confianza, la expectativa de Alberto
La tregua en la presión devaluatoria, reflejada en el respiro de la brecha cambiaria de las últimas semanas, hace que el Banco Central se encamine a cerrar noviembre con el menor drenaje de reservas producto de intervenciones en el mercado desde junio. Sin embargo, las señales market friendly más el supercepo no logran detener la sangría. Hasta el viernes pasado la autoridad monetaria acumuló ventas por más de USD200 millones en el mes, con las que contuvo una suba mayor del dólar oficial.
A la espera de que el aumento del precio de la soja –que cerró el lunes al borde de los USD440 por tonelada, el mayor valor en cuatro años- ayude con un salto del ingreso de divisas de la cosecha gruesa, que se espera recién para marzo-abril, el Gobierno deberá batallar para hacer rendir los escasos dólares disponibles para sostener el tipo de cambio real. Según estimaciones de Ecolatina, las reservas netas ya perforaron los USD5.000 millones. Y lo cierto es que la baja temporal de retenciones, que rige desde octubre, no se vio reflejada en una mejora del balance cambiario, lo que siembra dudas sobre el tan deseado auge de liquidaciones.
Tras un comienzo de mes comprador, la entidad que preside Miguel Pesce acumula un saldo negativo en sus intervenciones cambiarias de más de USD230 millones en noviembre. Incluso a pesar de las fuertes restricciones de acceso al dólar ahorro y de los controles adicionales al adelanto de importaciones. Hasta el martes pasado los datos oficiales mostraban ventas por USD124 millones y, según estimaciones privadas, en los siguientes tres días se sumaron otros USD110 millones. La insuficiente oferta de parte los exportadores es el principal problema.
Con todo, la reducción de la brecha respecto del pico de fines de octubre, cosechada en el marco de una serie de guiños al mercado –marcha atrás del cepo al contado con liqui, subasta de bonos en dólares para fondos extranjeros, señales de austeridad fiscal y monetaria-, moderó la sangría. El saldo vendedor de los primeros 14 días hábiles de noviembre es mucho menor al del mismo lapso de los meses previos: en octubre el BCRA perdió por esa vía USD663 millones; en septiembre, USD1.180 millones; en agosto, USD846 millones; y en julio, USD362 millones, según los datos de la entidad. Recién en junio aparece el primer saldo comprador: USD666 millones.
En una exposición ante senadores, el ministro de Economía, Martín Guzmán, aseguró que las reservas netas de encajes se ubican en USD28.365 millones. Claro que este cálculo incluye al swap con China y el oro, entre otros componentes, que deberían ser convertidos para poder intervenir con ellos en la plaza cambiaria.
Un informe de Leandro Ziccarelli, jefe de research del ICB, destacó que en la última semana el Central tuvo un saldo vendedor por encima de los USD100 millones. “La aparición de los exportadores en este mercado es intermitente y no permite a la autoridad monetaria dejar de perder reservas, incluso ya acelerando la tasa de depreciación”, advirtió. Y al respecto, amplió: “En lo que va de noviembre la variación anualizada promedio de cada rueda se ubicó en 48%, lo que implica un salto de más de 15 puntos respecto del promedio en torno al 30% (correspondido con la inflación) que venía aplicando”.
Entre tanto, esta dificultad en el mercado oficial vuelve a retroalimentar las expectativas y presión por una devaluación. Las cotizaciones financieras tocaron un piso de $145 para el dólar MEP y algo menos de $149 para el contado con liqui (CCL) y retomaron la tendencia alcista. La respuesta oficial fue un ajuste en la estrategia de intervención, que ahora se concentra en la compra de bonos con dólar divisa o cable y eso hace que el CCL suba a menor ritmo que el MEP.
La lectura de Ziccarelli es que abrieron otro carril de escape para Pimco, Templeton y otros fondos extranjeros “atrapados en pesos”: “Una interpretación factible para este cambio es que el Gobierno haya acordado con los fondos internacionales una salida complementaria a las subastas (de bonos en dólares) por vía cable ‘subsidiado’ o intervenido para generar una salida ordenada y que no implique mucha presión en la cotización”. En noviembre fue la primera y en diciembre habrá una segunda subasta por USD750 millones, pero estos inversores de Wall Street aún tienen unos USD5.000 millones en activos en pesos.
En el Ejecutivo, la expectativa está puesta en que el acuerdo de Facilidades Extendidas con el FMI genere un shock de confianza en el mercado, algo que no se consiguió ni con la reestructuración con los acreedores privados ni con el Presupuesto. La clave, consideran, pasará por la clarificación de un sendero de reducción del déficit fiscal y de la emisión monetaria necesaria para financiarlo más acelerado que el presupuestado: un rojo menor al 4,5% del PBI en 2021 y una asistencia del Central al Tesoro de menos de la mitad que la de este año producto de un mayor endeudamiento en pesos y con bancos multilaterales.
Lo dejó en claro Alberto Fernández el domingo en Net TV: “Desde el día que llegamos tenemos pocos dólares, en una sociedad que los demanda porque necesita importar insumos y para ahorrar. Nosotros vamos a poder ordenar ese tema cuando tengamos un acuerdo definitivo con el Fondo, que va a proponer un plan a tres años vista y todos van a tener muy claro qué quiere hacer el Gobierno, hacia dónde va la economía y ahí se va a despertar una confianza que todavía no hemos logrado en los mercados. Un programa que estamos preparando nosotros, que no es impuesto y que queremos que pase por el Congreso”.