El Covid-19 encierra a las salas de escape en su propio laberinto
De los 200 espacios de entretenimiento que había antes de la pandemia, varios ya han cerrado o están por hacerlo. Los que sobreviven, lo hacen gracias a los formatos virtuales

Por Gustavo Grimaldi
Al ritmo de lo que ocurría en el resto del mundo, en los últimos dos años, el formato de las salas de escape se expandió por las principales ciudades del país. Varios emprendedores se animaron a competir en un negocio que no sólo captaba a amigos o familias que querían divertirse sino también a empresas que lo utilizaban para capacitar a sus empleados.
Pero la pandemia y el aislamiento llegaron para cambiar los planes de todos ellos. Por las características del negocio –mantener a varias personas por una hora encerradas en varias habitaciones- fue una de las primeras actividades que tuvieron que cerrar y, claro, será una de las últimas en volver.
“Antes de la pandemia, en Argentina había unas 200 salas. Muchas de ellas, no pudieron hacer frente al contrato de alquiler y los gastos y ya decidieron devolver el local a su dueño y cerrar la empresa. Otras estamos tratando de sobrevivir”, explica a BAE Negocios Adrián Estoup, Fundador de Escape Buenos Aires, quien agrega que no cuentan con una Cámara que nuclee a unas treinta empresas que son parte de una industria que emplea a cerca de 5.000 personas de diferentes perfiles que incluyen a ingenieros, programadores, guionistas y escenógrafos.
Los que todavía intentan resistir, están utilizando los recursos más variados. Lo que más se está viendo son las salas virtuales, en donde a través de cualquier dispositivo el participante puede acceder a un lista de acertijos que le permite ir pasando de niveles. La propuesta es para todo el mundo aunque puede estar adaptada para gente que cumple años o para compañías que quieran realizar un ejercicio específico con sus empleados. Las redes sociales y otras plataformas como Zoom se están transformando en buenos aliados de las iniciativas.
“Algunas salas son gratuitas y sirven para fidelizar a nuestros clientes y las que tienen un valor, queremos que sea simbólico ($250) teniendo en cuenta el contexto”, agrega Estoup, quien además aclara que ese dinero, más la ayuda estatal para pagar el 50% del sueldo, los ayuda para mantenerse en pie. “Preferimos no sacar un crédito porque no sabemos cómo vamos a estar dentro de unos meses para hacer frente a ese préstamo”, añade.
El ejecutivo asegura también que muy pronto en el país habrá propuestas de realidad virtual que permitirá ingresar a las salas desde una PC, tal como si el participante estuvieran en el lugar.