Los empresarios destacaron el plan de recuperación, pero sin expectativas
El sector privado destacó el proyecto de recuperación de la economía y la participación en el diálogo, aunque se lamentaron por la ausencia de proyectos que den previsibilidad. Además, consideran que el discurso fue el inicio del año electoral, que no contemplará mejoras para las empresas.

Por Ariel Maciel
Empresarios destacaron el plan de reactivación de la actividad económica y el fomento del empleo y la producción a través del diálogo tripartito, pero a la vez dejaron claro que el discurso presidencial de apertura de las sesiones ordinarias en el Congreso no rompió las bajas expectativas que tenían en torno al anuncio de leyes que generen previsibilidad en las inversiones.
Las entidades pymes, con matices, fueron las que respaldaron de manera pública la presentación legislativa de Alberto Fernández. También se sumó la Cámara Argentina de Comercio (CAC) a los elogios del diálogo, pero fuera de micrófono empresarios de la Unión Industrial Argentina (UIA) dejaron en claro que "no esperaban nada para este año electoral".
El presidente de la CAC, Mario Grinman, destacó el valor del "llamado al diálogo y a la unión nacional" que hizo el jefe de Estado, y el rol que otorgó a la producción, el empleo y la inserción de jóvenes en el mercado. “Destaco la relevancia que el Presidente Fernández le atribuyó a la producción y al empleo, incluyendo aspectos tales como la inserción de jóvenes en el mercado laboral y la capacitación. También la voluntad de reducir las asimetrías regionales, en línea con la vocación federal que históricamente caracterizó a la CAC”, dijo el presidente de la entidad tras el discurso.
Grinman aseguró que también es de valorar que el Presidente "haya destacado la relevancia del estímulo al consumo, que es un elemento clave para dinamizar la economía". "La recuperación del poder adquisitivo es clave para la dinamización del consumo mencionada. Esto exige contener la inflación, que en 2020 se redujo, pero que este año implica un desafío, de la mano de la recuperación del nivel de actividad", agregó el dirigente empresarial.
El presidente de los Industriales Pymes Argentinos (IPA), Daniel Rosato, afirmó que “el discurso fue muy alentador como política industrial", al sostener que "sectores estratégicos como hidrocarburos, energía, minería y educación serán ejes para desarrollar la producción, el empleo y el desarrollo tecnológico”.
Aún así, Rosato reclamó que el anuncio de mejora en las compras nacionales a pymes en el rubro de los medicamentos "debería ser ampliado a toda la economía para que impacte en el sector energético, minero y de la construcción", y señaló el proyecto de Compre Argentino que la entidad junto a sindicatos industriales presentaron a fin del 2020 al Gobierno.
El presidente de la Confederación General Empresaria de la República Argentina (Cgera), Marcelo Fernández, auguró el fin de la crisis si es que se pueden “plasmar los anuncios del presidente". En ese sentido, destacó "las leyes para favorecer a los sectores productivos, el cuidado de tarifas y el desarrollo del sector interno”.
La desconfianza de la UIA
Una cara distinta se vio en los teléfonos de los industriales. Si bien están lejos de confrontar con el Gobierno, con quien mantiene una fluida relación, algunos empresarios ya habían mostrado desconfianza en las expectativas, que luego "se confirmaron".
"Creo que el Gobierno se metió de lleno en el año electoral y no vamos a ver ninguna iniciativa que no tenga efecto positivo en el electorado. Por eso las leyes que se necesitan para generar previsibilidad quedarán de lado", se quejó un encumbrado industrial, que remató: "Ya no esperamos nada".
"Si la política no hace un acuerdo, nunca dejará de existir la grieta", se quejó un líder fabril.
Otros de los contrariados con el discurso presidencial fueron los productores de biocombustibles. Ya superadas las extraordinarias, en donde no se trató la extensión de la ley sectorial, se lamentaron por la falta de mención. El presidente de CASFER, Juan Facciano, apuntó contra los intereses de las petroleras como argumento de la parálisis de la ley de Biocombustible.