Una carta que desnuda tensiones internas y fragilidades heredadas
¿Es posible un EFF sin grandes reformas?
La carta del bloque de senadores del Frente de Todos desnuda la fragilidad en la que se encuentra el Gobierno a la hora de renegociar el préstamo récord de USD44.000 millones que Mauricio Macri acordó con el FMI en 2018. Para estirar los plazos, el oficialismo debió optar por transformar el Stand-By en un Extended Fund Facilities (EFF), que abre la posibilidad de un período de repago más largo a cambio de reformas "estructurales" con olor a ajuste neoliberal, algo que el Gobierno asegura que podrá evitar.
Justamente, el desafío de las autoridades es intentar limitar ese tipo de medidas y de ahí la actitud defensiva que comenzó a desplegar el oficialismo desde la semana pasada. El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, tomó la posta al pedir al Fondo que no exija esfuerzos a la administración que cancelará la deuda que tomó otro.
La misiva, que no suscribió Cristina Fernández de Kirchner pero que carga con su sello invisible, avanza en ese sentido. Repasa las irregularidades cometidas por la gestión de Cambiemos y por el propio organismo multilateral durante el último acuerdo y el componente político que significó la intención del Gobierno de Donald Trump de financiar el intento reeleccionista de Macri. Y en base a eso, reclama un esquema laxo de refinanciación de la deuda a "varias décadas", un recorte de los intereses y que el FMI se abstenga de sus ya habituales condicionalidades.
Además de implicar un mensaje al interior de la coalición gobernante, el tono que adquirió la negociación con la carta de los legisladores oficialistas muestra la fragilidad fiscal que heredó la administración de Alberto Fernández: sin margen de superávit fiscal producto de la pandemia de coronavirus, el ministro de Economía, Martín Guzmán, proyecta un descenso paulatino en el rojo pero persistente, por el cual será incapaz de aplicar la estrategia de Néstor Kirchner. Es que el expresidente se enfocó en acumular reservas y excedente en las cuentas públicas con los que pudo hacer frente al préstamo con el FMI hasta su cancelación total en 2006, sin tener que capitular con la firma de un EFF.
Las últimas dos ocasiones en donde Argentina firmó este tipo de crédito fue, precisamente, durante la hegemonía neoliberal de los noventas. Flexibilización laboral y privatizaciones fueron acaso los dos mayores traumas que dejó la experiencia del 1 a 1.
¿Podrá el Gobierno consensuar un EFF sin condicionalidades, tal como aseguran en los despachos oficiales? Un informe de Consultatio Plus precisa que, de los últimos programas de este tipo que el organismo multilateral firmó, en promedio los países debieron aplicar unas 13 reformas y que, cuanto menores son las imposiciones (Costa de Marfil, con siete, es el caso más alentador), mayor es el tiempo que demora en alcanzarse el acuerdo.
Luego de más de una década, Argentina volvió en 2018 a formar parte de ese "selecto" club de deudores, entre los que se cuentan Ecuador, Bosnia, Georgia, Pakistán y Angola, entre otros. Claro que, ninguno de ellos le debía USD44.000 millones. Y en este caso, como dice el refrán, cuando la deuda es muy abultada el problema también pasa a ser del prestamista.